COLECTIVO BOLIVIANO CANADIENSE


Réquiem para tres fantasmas inventados

Posted in Medios de comunicación,Racismo par colectivoboliviano sur 20 octobre, 2010


Soledad Antelo*


La señora Oposición se encuentra difunta. La mayoría de sus líderes ha huido del país y de los juicios por diferentes delitos que, ahora y por fin, encara nuestra tan desacreditada Justicia. Sus operadores políticos dan alguno que otro pataleo (¿alguien se acuerda quién es Luis Núñez?); quedan, sí, los sacrosantos medios de comunicación, que pretenden inmunidad de por vida.
Síntoma inequívoco de esa muerte súbita de la señora de marras es la total carencia de imaginación de sus pocos deudos. Sin ideas, no queda otra que inventar algo, para que al menos el recuerdo no se borre. Y, en ese afán, no ha faltado la doliente SIP que, llorosa, finge inocencia al creerse parte de la autopsia. Al menos, el inefable El Día de Santa Cruz inventa uno de los tres fantasmas e interpreta los balbuceos de los enviados por el cartel de la desinformación en el continente:

La SIP se convence de la ley mordaza y planea ir a la OEA

Con dos palabras: “Honda preocupación”, la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP) se refirió ayer en La Paz  a dos artículos de la nueva ley antirracismo de Bolivia que, según numerosos medios y periodistas, vulneran la libertad de expresión, mientras en Montero, Santa Cruz, se levantaba el último piquete de huelga de hambre y se recolectaban firmas para contrarrestarlos.

Con honda decepción da cuenta que ha terminado la farándula de la huelga de unos cuantos periodistas, y el show arroja pocas ganancias. A manera de consuelo, se habla de reunir un millón de firmas; será difícil pero habrá que darles el beneficio de la duda. En cuyo caso, pedirían un referendo.
Y, ¿cuál sería la pregunta al soberano?
De ser honestos, habría que pedir al pueblo si está de acuerdo con el texto de los famosos artículos en cuestión; por ejemplo, “II. Cuando el hecho [racismo y/o discriminación, nota mía] sea cometido por una trabajadora o un trabajador de un medio de comunicación social, o propietario del mismo, no podrá alegarse inmunidad ni fuero alguno”. Porque los periodistas somos tan mortales como los diputados y senadores que, hoy por hoy, tampoco gozan de inmunidades.
El segundo fantasma inventado ha sido una supuesta reglamentación de las protestas sociales. Nuestros abúlicos periodistas no han tenido siquiera la ética de informar al respecto, por ejemplo, describiendo este tipo de leyes en otros países. En la culta Europa, aquella que no tiene indios pero sí museos repletos de expresiones culturales saqueadas a sus colonias, la protesta social sí está reglamentada. ¿Sabe nuestra oposición que para hacer una marcha en Berlín, hay que pedir previo permiso a las autoridades? Claro que dicho en boca de indios, tal cosa que nunca se dijo, sonaría a totalitarismo masista. Tal versión ha sido oficialmente desmentida por el Gobierno nacional.
Ha habido un tercer fantasma, no menos gracioso que los dos anteriores. Y ha sido una supuesta intención de prohibir libros de literatura en el país. ¡Horror de horrores! Por culpa y gracia de Evo Morales, Álvaro García Linera y su cohorte de incultos movimientos sociales, nuestros hijos se perderían el placer de leer La niña de sus ojos; nuestros sociólogos e investigadores sociales irían a la cárcel por citar a Alcides Arguedas y su Raza de bronce… Todo ello ha sido desmentido oficialmente por el Ministro de Educación.
Faltaron dos condimentos al desaguisado que tan generosos espacios recibió de la prensa en los últimos días. Que don Tuto Quiroga (sí, de él claro que nos acordamos, sucedió a Bánzer en la Presidencia) afirmara que todo esto es un complot fraguado en Caracas para obligarnos a los bolivianos a leer Las Líneas de Chávez del mismísimo Hugo Chávez para lavar el cerebro de nuestros niños con literatura marxista.
Y que la jerarquía de nuestra sacrosanta Iglesia Católica excomulgue a quienes osen, de alguna manera, objetar el monopolio que durante décadas han impuesto, en nombre de Dios, en materia de textos escolares.
Quizá (no) nos sorprendan en los próximos días, aunque, a estas alturas, los fantasmitas descritos sólo forman del anecdotario de la estupidez de la difunta Oposición, QDDG.

* Periodista. Desde Santa Cruz de la Sierra.

 

¿Libertad de expresión?

Posted in Medios de comunicación,Racismo par colectivoboliviano sur 20 octobre, 2010

Mario Iván Paredes Mallea
¿Para qué?
Vividos estos tiempos ¡qué especiales son!Tiempos de tensión, de cólera, de comprensión, de construcción. Tiempos muy otros. Y no podían serlo menos, pues vivimos el nacimiento de algo y el inicio de la muerte de otro algo.
Con pretexto de la promulgación de la Ley contra el racismo y toda forma de discriminación, por estos días se están dando a conocer quienes son, todavía, los que andan en son de continuar cultivando ideas y comportamientos que hicieron un daño inmenso a este país.
La mayoría de los propietarios de medios de comunicación, muchos periodistas comprometidos con la derecha política y no tan pocos periodistas despistados, se manifestaron de diferentes formas en contra de dos artículos de la mencionada Ley.
No es propósito nuestro analizar el contenido de ambos artículos. Pero lo que sí merece la pena meditar es la relación que existe entre el contenido de los dos artículos y las reacciones de los mencionados en párrafo anterior.
Su argumento concentrado en una frase política dice que quieren “libertad de expresión”.
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para contribuir en la continuación del proceso de colonización de las mentes de los bolivianos?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para tener la libertad de decir, de todas las formas posibles, su desprecio por los de piel morena o por los de piel clara?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para utilizar de las formas más elementalmente banales el idioma castellano? Y, así, ¿contribuir en el empobrecimiento del uso del idioma entre la gente de este país?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para continuar distorsionando las noticias?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para continuar ocultando las noticias?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para continuar manipulando las noticias?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para continuar denigrando con las noticias?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para continuar ensalzando con/en las noticias a quienes son sus aliados políticos?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para denigrar a sus enemigos políticos?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para hacer de la mujer un ridículo instrumento de sus obscenidades?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para hacer del diferente motivo de burla, de desprecio y de menosprecio?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para acudir al expediente más fácil de hacer bromas y chistes sobre la base de lo que mata moralmente a este país, es decir, el racismo?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para acudir al recurso grotesco de hacer del sexo motivo de permanente burla y sarcasmo?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para continuar alimentando nuestras mentes con ideas que están destruyendo las condiciones de reproducción de la vida en el planeta todo?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para continuar alienando las mentes de la gente de este país, hasta el grado de desarrollar, in crescendo, la ilogicidad, el irracionalismo y la anticientificidad?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para continuar con el desarrollo de aquellas palabras y conceptos que sirvieron durante siglos al objetivo de justificar la explotación inmisericorde de la fuerza de trabajo de la gente que trabaja en este país?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para continuar haciendo creer que es lo mismo jerarquía eclesiástica que religiosidad popular?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué? ¿Para continuar introduciendo en nuestros corazones el veneno del individualismo sobre la solidaridad entre los humanos?
¿Libertad de expresión?, ¿para qué?
Ellos dicen que nosotros queremos cerrar sus medios de comunicación. Nosotros deberíamos decir: “si quieren ese tipo de libertad de expresión, ¡sí, eso queremos!”
No queremos periodistas que hacen de la profesión un instrumento de lucha en contra de la humanidad.
Deseamos que se desarrollen las facultades mentales, síquicas, espirituales, morales, éticas, estéticas, artísticas para ponerlas en función y al servicio de la humanidad toda.
Siempre va a ser bueno cualquier momento para comenzar a cambiar todo. Y ahora va llegando el tiempo de emprender el cambio del uso de las palabras, de las imágenes, de las ideas hechas comunicación.
¡Basta de improperio, de mentira, de desfachatez, de desvergüenza, de hipocresía!
Queremos libertad de expresión pero para que se luche con espadas brillantes, no con envolturas engañosas.
Queremos libertad de expresión para que se enfrenten los adversarios mostrándose tal cual son, y no como lo muestran aquellos maquillajes que ocultan los verdaderos rostros.
Queremos cambios de verdad, no parodias.
Santa Cruz, 10 de octubre de 2010

 

¿Libertad de expresión sin disidencias?

Posted in MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y POLITICA,Medios de comunicación,Racismo par colectivoboliviano sur 15 octobre, 2010

Soledad Antelo


Después de varios días de huelgas de “hambre” y marchas de periodistas y empresarios de la comunicación, es indudable que la demanda de “libertad de expresión” trasciende las aspiraciones de un gremio determinado, para proyectarse como una bandera de la oposición, tan venida a menos últimamente en la región y en Bolivia.
Tal reconocimiento se evidencia, incluso, en la torpeza del periódico El Día de Santa Cruz, cuyo director instruye poner el siguiente e inquietante título:

Rechazo: Estados Unidos se suma a la recolección de firmas

Un despistado lector podría imaginar al Congreso de Estados Unidos reunido en pleno, junto al Presidente Barack Obama, tratando el espinoso asunto que, a juzgar por los deseos de don Cayetano Llobet, debería formar parte de la agenda mundial de la primera potencia… Pero no, sólo se trata de “un periodista de”, que afirma ser comunicador. Así continúa la “noticia”:

Un periodista de Estados Unidos se sumó ayer a la recolección de firmas que se realiza en los nueve departamentos en rechazo a dos artículos de la ley antirracismo que cierra medios de comunicación y que pretende encarcelar comunicadores.
“Mi nombre es Carlos R. Fernández comunicador en los Estados Unidos por 25 años, en Washington, vamos a empezar a recolectar firmas de los bolivianos que radicamos aquí”, dice en una carta que ayer fue leída en el piquete de huelga de hambre en Santa Cruz.

Claro está, hay que hacer bulla, mostrar un masivo apoyo de todo lado: es la humanidad ofendida que se levanta contra el masismo totalitario que pretende encarcelar a cuanto comunicador opositor encuentre.
Para lograr no sólo un efecto de bola de nieve, se involucra incluso a la jerarquía católica. Ésta, fiel a su tradición, muestra una vez más su opción no precisamente por aquellos a quienes el Señor consideró sus favoritos; hoy, sus vicarios (al menos en sus altas esferas) parecen estar en desacuerdo con los preferidos de Jesús, en nombre de la libertad de expresión. Que en ese mismo nombre se silencie por la vía de la omisión cualquier expresión contraria de sacerdotes y monjas comprometidas con los humildes, puede ser asunto interno de la Iglesia.
Pero no lo es la actitud de periodistas y comunicadores que pretenden absoluta coincidencia y alineamiento con la postura de los dueños de los medios de comunicación en su oposición a la Ley contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación.
Resulta entonces contradictorio, por decirlo de una manera suave, que esos periodistas y comunicadores –a quienes les asiste el derecho de confundir sus intereses con los de sus patrones– se vean en la necesidad de ningunear, primero, y luego hostilizar, a sus colegas que dicen estar de acuerdo con la necesidad de sancionar el delito del racismo y la discriminación.
Por esa vía, se deja en la oscuridad del silencio a las voces que se han propuesto aportar a la reglamentación de la ley. Por supuesto, para muchos intelectualistas de micrófono, la voz de campesinos, de trabajadores en radios comunitarias, de sindicatos de medios alternativos y del círculo de periodistas mujeres, por citar sólo algunos, no sólo que no existe, sino que debe ser silenciada, en nombre de la libertad de expresión.
No en vano han anunciado la pronta defenestración de Boris Quisbert, Ejecutivo de la Federación de Trabajadores de la Prensa de La Paz. Su delito: estar de acuerdo en sancionar los delitos. El fácil expediente de la polarización, expuesta de manera trágicamente magistral por George W. Busch, es aplicada ahora en este caso: o estás con “la libertad de expresión” o con el « totalitarismo » y la ley « mordaza ».
Manipulación más, manipulación menos, el llamado cuarto poder pierde día a día credibilidad. Pareciera no haberse dado cuenta que de nada sirvió todo su aparato, sus campañas, sus dineros, sus especialistas sesudos y toda su parafernalia, a la hora de convencer al pueblo de qué es bueno y qué es malo para el país.
Por supuesto que los colegas periodistas tienen derecho a formar parte de las filas opositoras al proceso de cambio. Pero, por favor, no nos timen con aquello de “libertad de expresión”; que la tienen hasta hartarse.

 

A propósito de un estruendoso silencio

Posted in Medios de comunicación,Racismo par colectivoboliviano sur 12 octobre, 2010
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Soledad Antelo


Julio Aliaga –ése el nombre que figura como remitente– ha bombardeado varios correos electrónicos invitando a la ciudadanía a aprovechar una sugestiva fecha, el diez del diez del diez, nada menos que a las diez de la noche, para expresar con petardos y estruendos el rechazo a la que hoy denominan comedidamente los medios como “ley mordaza”. A este sui generis modo de protestar, dado que toda la prensa ya habría sido acallada por el masismo totalitario, se ha sumado entusiasta y coquetamente, desde Toronto y blackberry en mano, la otrora diputada Ericka Brockmann.
Cuando más o menos a la hora indicada del día señalado, pillé a mi vecino preparando unos fueguitos pirotécnicos, fruncí el ceño y pensé que la convocatoria tendría más adeptos que lo imaginado; que había que prepararse para una explosión a manera de año nuevo, con luces adornando el cielo clamando “libertad de expresión”. Había olvidado la pasión de Choquito del lado. Cuando le pregunté, él no tenía siquiera idea de qué era lo que los medios reclamaban, pero sí estaba seguro que otros muchos orientistas festejarían junto a él y a su estilo, un nuevo triunfo “que nos coloca ahisingo de la punta, pa´darnos un nuevo título”. Uff, respiré aliviada. “Es que volvió a ganar Orientísimo”, me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
Hoy leo la prensa y, por las repercusiones, la llamada de la selva ha caído en saco roto. Al menos, ninguno de los periódicos que tanta alharaca hacen por cualquier motivo que afecte al gobierno y a este proceso de cambio, ha dado cuenta de una explosión popular en contra de los dos artículos de la Ley contra el racismo y la discriminación.
Más show se ha hecho en el poblao por el ingreso de Pedrito Rivera a la huelga de hambre que protagonizan algunos periodistas. No son todos, pero de ello la prensa a la que dicen defender como causa sagrada, no informa ni avisa. Que silenciar la noticia de que un sindicato de trabajadores de la prensa en otro departamento diera su explícito apoyo a la ley que hoy mortifica a los poderosos dueños de medios, es buena prueba de que, igual que igual, la mentada libertad de expresión es, en realidad, la libertad de manipular la información de la mejor manera, para defender sacrosantos intereses y nada más.
Pena me ha dado ver a don Pedrito en esas andanzas; aunque tío Arnoldo, con su habitual humor, me ha dicho que más que a convicciones ideológicas, tal paso respondería a la recomendación del geriatra, que lo habría encontrado con el colesterol alto. Y pena me ha dado, porque no ha mucho, recordábamos en familia los denuestos a los que fue sometido el Director del Diario Mayor de Santa Cruz cuando, en otros tiempos, osó oponerse a las logias y denunció valientemente las andanzas de los dueños de COTAS.
¿Nombres? Por si los olvidaron, les recuerdo algunos. Los hermanos Limpias, que no hacían honor al apellido porque ensuciaban el micrófono en cada frase, le dieron con todo. Insultos irreproducibles, mentadas de madre, calificado de colla maricón y otras tantas “libertades de expresión”, fueron parte del fuego con que arremetieron contra don Pedro. Los hermanos Mendivil compitieron con Yoyo Pando en quién profería mayores groserías. Que recuerde, la Asociación Nacional de Prensa nada dijo ni nada hizo; o si dijo e hizo, fue tanto como prender un semáforo verde para que continuase esta execrable práctica de la “libertad de prensa”.
Y es que hay colegas que no quieren entender que el país cambia. Y que los cambios son para bien. En el caso específico, el racismo es hoy ya no sólo una opción censurable, sino un delito. Así como se lee: un delito como robar, violar, matar. Y como tal, debe tener un castigo. Por ello, mal hacen los periodistas en aislarse del debate necesario para reglamentar una ley que, por primera vez y para orgullo del país, sanciona a quienes la violenten haciendo gala de malacrianza y discriminación.
Detrás del griterío de cierta prensa, que no es toda para suerte nuestra, lo que se esconde es un pretexto de una oposición rabiosa que no sabe de qué asirse para continuar con vida. Meditando mi equivocada preocupación con el Choquito, caigo en cuenta que, hasta en el fútbol y a nivel internacional, el racismo está penalizado. Expulsión a quien profiera palabras hirientes sobre el color de la piel de otro jugador.
¿Aprenderemos? Mejor por las buenas, aunque por las peores también se asimila…

De Ric a Melgar

Posted in MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y POLITICA,Medios de comunicación,Racismo par colectivoboliviano sur 23 octobre, 2008

Claudia Benavente

En Santa Cruz se ha levantado una suerte de persecución contra « collas » y « cambas traidores » libre de límites. Si no se baja la cabeza ante las ideas de una oposición extremista que se cobija bajo el paraguas cívico, las personas están sometidas a un hostigamiento público que parece de otro siglo. La violencia simbólica y física anulan entonces derechos básicos. Uno de los recientes casos del que los medios, esencialmente televisivos, no han dicho gran cosa, es el de Salvador Ric.
El viernes 3 de octubre, gente de los movimientos ultras pro-cívicos, salieron del Comité Cívico a las calles para hacer « jocha ». La escena fue un café de la avenida Monseñor Rivero (barrio chic cruceño) donde encontraron a Salvador Ric, conocido empresario y ex ministro del Gobierno del MAS durante los primeros meses de gestión. Se acercaron y, sin anestesia, le exigieron que abandone el local. Ric simplemente se trasladó a otro café de la misma avenida donde los ultra intolerantes mutaban palabras en violencia física. El ex ministro terminó refugiándose tras los mostradores. Finalmente buscó seguridad en la planta alta del local hasta que llegó la Policía (tan venida a menos por allá), para salvarlo, pues según la prensa, abandonó el lugar resguardado por uniformados y disfrazado de policía.
« Abandoné la política hace más de dos años » dijo Salvador Ric horas más tarde, cuando el punto no es ese, sino el descarado abuso de sectores poblacionales cuyo mundo es tan estrecho que no logra dar paso a ningún grado de diferencia entre ellos y los otros, los que piensan diferente. Sólo este enorme vacío explica que una mujer lance sin tapujos: « juro por Dios, juro por esta tierra, que ese hijo de perra no amanece vivo, mierda ». Bajo sus promesas a Dios, su lealtad a la cruz y a Santa Cruz se han perdido en el peor de los infiernos. El del espíritu de venganza, ese que impulsa a escribir « listas de traidores », ese que derivó en atentados a los « indeseables », en agresiones públicas como la que le tocó a Alfonso Román, intelectual cruceño que fue humillado delante de cámaras de televisión.
Los casos precedentes, pese al paso de las semanas, no se enfrían porque son muestras de la irracionalidad que sufrimos cotidianamente. Viene también al caso porque en la anterior semana una de las noticias duras fue la detención de Jorge Melgar y vale la pena un par de consideraciones en paralelo. De entrada, llama la atención que la flagrante violación de los derechos ciudadanos de Román o de Ric (por citar apenas dos apellidos) no haya ocupado el centro de la discusión mediática como lo fue en días pasados la detención de Melgar. Por supuesto que nos sumamos a las voces que piden términos democráticos en las detenciones, en el trato a los familiares y criticamos el uso de capuchas en una detención bajo ley. Sin embargo, estos dobleces no nos hacen quitar la vista del núcleo del asunto: las razones de la detención.
A diferencia de Ric y de Román, Melgar no tomaba un café ni salía de ser entrevistado. Está acusado de sedición, de conspiración, de participar en tomas de instituciones, sin mencionar el detalle de sus antecedentes penales. Sus defensores afirman que se trata de una venganza política por conducir el programa Camila y Macarena, contrario a la línea gubernamental. El problema real es que uno puede ser todo lo opositor que quiera siempre y cuando no se salga de la raya democrática. Entonces, vociferar que tal y tal sean fusilados, vociferar que hay razas malditas u otras perlas más es no haber entendido el ABC de la democracia y es injustificable en cualquier contexto. Es simplemente execrable. Periodista o no, comentador o no, camba o colla.